Sally Salinger, abandonada por su marido hace cuatro años, mantiene abierta la agencia de detectives en la trastienda del salón de manicura. Ha estado practicando tiro y ahora es sólo cuestión de esperar a que las cosas se compliquen. Siempre lo hacen. La vieja central nuclear abandonada sigue siendo una fuente de problemas, aunque esta vez están relacionados con los presuntos líos de faldas del nuevo propietario, el potentado Douglas Sweet, cuyos adictivos caramelos energéticos están sometiendo a toda la juventud de la zona. Para promocionar la marca, Sweet ha puesto en marcha el Atomic Rock Contest, un festival organizado por la misteriosa Gabriela, una chica de pasado turbio que quizá tiene la respuesta a muchos de los enigmas que sobrevuelan el municipio de Trituro.
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