Beth y Virginia se han trasladado a Los Ángeles, donde en teoría las cosas deberían ser más tranquilas, pero es sólo cuestión de tiempo que los problemas asomen el hocico.
El abanico de individuos sobrepasados por sus circunstancias en la costa oeste es notable: amas de casa frustradas y locas de pasión, muchachas incapacitadas para el amor que dejan tras de sí un reguero de corazones rotos, maridos fieles de pronto desesperados por vivir un lío fuera de casa… Todos y cada uno de ellos recordándonos que los riesgos son muchas veces mayores que las recompensas.
Romances ilícitos, sexo clandestino, citas de motel, noches de alcohol y muertes accidentales. Los asuntos del corazón y del bajo vientre, el deseo en sus encarnaciones más despiadadas, orientan un puñado de relatos destinados a entrelazarse en ese gran mosaico en construcción que es Balas perdidas.
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