¿Cuánto hay de perversión en eso de no comer carne?
¿Cómo ha llegado el hombre a decidir que su aparato digestivo es de rumiante?
¿Es más triste la vida sin un buen filete?
Desde los tiempos de Abraham poniendo a Dios por testigo hasta la obsolescencia programada que hoy nos tiene a su merced, pasando por las tragedias de Shakespeare o la era del VHS, Ralf König demuestra en estas descacharrantes historietas que los tiempos han cambiado que es una barbaridad, pero nosotros no lo hemos hecho ni lo más mínimo y aquí seguimos, ¡divinos de la muerte!
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