Si Max ha alcanzado pleno reconocimiento internacional como autor de historietas, su no menos importante labor como ilustrador ha pasado, en cambio, parcialmente inadvertida debido posiblemente a su dispersión en territorios geográficos y lingüísticos diversos. Espiasueños recoge por fin una amplia selección, ordenada cronológica y temáticamente, de los mejores trabajos que Max ha desarrollado para multitud de ámbitos: carteles, folletos, ilustraciones para diarios, revistas y libros, portadas de vinilos y CDs, publicidad, obra gráfica seriada, libros infantiles, tarjetas postales, exlibris, logotipos, mascotas… Más allá de la limpieza de la composición, la exquisitez del trazo o la paleta inconfundible, quizás el gran logro de las ilustraciones de Max se deba a su destreza como narrador: en cada una de ellas se esconde -y se nos revela- una historia. Max nos introduce en atmósferas cargadas de sentido y sabe recrear la intensidad del instante de tal modo que, sin apenas darnos cuenta, nos sorprendemos soñando con el origen o el desenlace de ese momento que nos muestra el papel. No podía ser de otro modo tratándose de un ilustrador en cuyo corazón late la historieta. Hay más en sus dibujos de lo que el ojo ve.
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