La pesadilla de Mana Neyestani empieza en 2006, el día en que dibuja una conversación entre un niño y una cucaracha en el suplemento infantil de un semanario iraní. El problema está en que la cucaracha dibujada por Mana utiliza una palabra azerí.
Los azerís, pueblo de origen turco residentes en el norte de Irán, están desde hace mucho tiempo oprimidos por el régimen central. Para algunos de ellos, el dibujo de Mana es la gota que colma el vaso y un pretexto perfecto para provocar una revuelta. El régimen de Teherán necesita un chivo expiatorio, y éste será Mana. Él y el editor de la revista son llevados a la Prisión 209, una sección no oficial de la prisión de Evin, verdadera cárcel dentro de la cárcel bajo la administración de la VEVAK, el Ministerio de Información y de Seguridad Nacional. No es un lugar muy agradable. Mientras que los dos hombres padecen semanas de aislamiento e interrogatorios, los azerís organizan múltiples manifestaciones contra el gobierno. Las autoridades dan orden de disparar a los manifestantes, provocando numerosas víctimas. Para las autoridades todo es culpa de Mana.
Tras dos meses de detención, al fin Mana obtiene el derecho de salida temporal. Decide entonces huir junto con su mujer. Después de un largo periplo que le hará pasar por los Emiratos Árabes Unidos, Turquía y China, llegarán a Malasia para instalarse antes de irse a París en 2010. Estremecedora, Una metamorfosis iraní es una inmersión a pulmón libre en el sistema totalitario kafkiano puesto en marcha por el régimen iraní.
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