Tonta está pasando el fin de semana en casa de su exuberante hermanastra Vivian Solis, que últimamente, y para variar, está teniendo problemas. Mel Spropp, viejo amigo de su madre, parece dispuesto a contratarla en el Cobia Club, pero todavía es pronto para saberlo. Entretanto, la enigmática Gretchen canta los misterios del verano en el corazón del bosque, una banda de punk llamada Ooot parte la pana entre la chavalería local y el padrastro de Tonta resulta herido de gravedad durante un intento de robo. ¿Y si en lugar de un intento de robo fuera la maniobra criminal de algún miembro de la familia?
Uf, la solitaria Tonta, que en realidad se llama Anoush, está a punto de enterarse de un montón de secretos en este verano de mierda.
Mia está a punto de cumplir treinta. Vive con su pareja en un piso compartido con otras cinco o seis personas que piensan que lavar los platos y comprar papel higiénico es opcional. Hace siglos que sale con Manu, y lo más excitante que han hecho en los últimos meses ha sido ver Juego de tronos.
Lleva tiempo haciendo todo tipo de trabajos inestables y ya no recuerda cuándo dejó de aspirar a algo más que a un simple “ganarse la vida”. He aquí la trampa, pensar que hay tierra firme allá donde la precariedad se ha vuelto norma. Desencantada del sueño de una existencia plena, Mia debe escribir, sin ideales, sin guion, el capítulo de su propia vida que requiere mayor esfuerzo.