Novedades junio 2017 07/06/2017 – Publicado en: Sin categoría – Tags: Agujero negro, Alfonso López, Charles Burns, Chester Brown, Ed el payaso feliz, El solar, Fire!!, Junceda, Marcello Quintanilha, Peter Bagge, surrealismo, Tungsteno, Zora Neale Hurston
Amparados por el dios ventilador sobre nuestras cabezas, en La Cúpula sobrevivimos al calor y seguimos on fire, pero nosotros con dos exclamaciones a falta de una, como lo nuevo de Peter Bagge, que llega este mes acompañado de unos títulos que os harán perder el sentido: el surrealismo de Ed, el payaso feliz; el ritmo vertiginoso y tropical de Tungsteno, la locura enfermiza de Agujero negro, y el costumbrismo tragicómico de El solar. Una caña fresquita y a disfrutar la lectura.
Ed, el payaso feliz, de Chester Brown
Nunca un payaso las pasó tan canutas y jamás un cómic se internó tan lejos en su exploración del subconsciente. La primera novela gráfica del canadiense Chester Brown es un trabajo de sinopsis imposible que mezcla el terror, la ciencia ficción, el patetismo existencial y la comedia absurda para alzarse en una obra pulp brutal, arrebatadora y de alto contenido emocional.
Ed, el payaso feliz es también un clásico moderno, un caudal de imaginación que ahora se presenta en esta edición definitiva con un nuevo prólogo y una extensa sección de notas y que obligará al lector a arrancarse los ojos o a rendirse para siempre al talento indomable de Chester Brown.
De personalidad introvertida pero impúdico en su discurso, Chester Brown ha logrado erigirse en una de las voces más poderosas e influyentes con que cuenta hoy el mundo del cómic para adultos.
Tungsteno, de Marcello Quintanilha (edición bolsillo)
Salvador de Bahía. Alguien está pescando con explosivos ahí abajo en la playa, detrás del fuerte. El señor Ney, sargento retirado del ejército, no está dispuesto a tolerar algo así. Caju, un traficante de poca monta, dice haber dejado atrás sus trapicheos con la marihuana. A cambio de inmunidad tuvo que dar algunos nombres, y eso le pone en una situación delicada. Richard, uno de sus contactos en la policía, vive una perpetua crisis matrimonial. Su mujer, Keira, acaba de tomar una decisión.
Las existencias truncadas o a punto de hacerlo y los anhelos más o menos comunes de esta galería de personajes vertebran este thriller marítimo con trazas de crónica social que toma su título de un elemento químico pesado y fundamental para la vida moderna. El metal con el punto de fusión más alto que se conoce.
Tungsteno es un pedazo de serie negra cruda, salvaje y a plena luz.
El solar, de Alfonso López (2ª edición)
Corre implacable 1947, undécimo año triunfal del glorioso Alzamiento Nacional. Tras cumplir de cabo a rabo su condena en el último campo de concentración para prisioneros de la República, Pepe Gazuza sale como transeúnte a un país tomado por el que campan los fantasmas del hambre, la picaresca del estraperlo y la humanidad de los pobres. Sin oficio ni beneficio, Gazuza vagará por las calles de una España yerma donde todo son secundarios buscándose las habichuelas. Entre ellos Ingrid, una rutilante fatale que guarda ausencia a su misterioso marido; Petro, criada multitarea que ha dejado el pueblo para servir en la capital, donde se dejará cortejar por el fascista Alfredito, o Prosapio Pérez, viajante de lo inverosímil y mientras, los americanos, los rusos y hasta los andorranos, acechan.
Con desenvoltura de maestro, Alfonso López dispone un entrañable fresco que se mira en la tradición miserabilista de Berlanga, René Clair o Fernán Gómez. Una comedia coral donde se citan trasuntos de personajes míticos de la memoria popular y que cuenta con apariciones estelares que van desde Manolete hasta un Generalísimo que hace sus necesidades en cualquier rincón de este país siempre cautivo de sí mismo.
Agujero negro, de Charles Burns (7ª edición)
A mediados de los 70, una epidemia que sólo afectaba a los adolescentes se cernió sobre los suburbios de Seattle. La llamaron “la plaga de los quinceañeros” y se manifestaba a través de síntomas de lo más impredecible. Para algunos no fue demasiado dramático: apenas unos bultos, tal vez un sarpullido. Otros, en cambio, se convirtieron en monstruos. Y no eran sólo síntomas pasajeros. Una vez contraías la infección, quedabas convertido en aquello para siempre.