La epopeya onírica de Max

En los años noventa, la industria del cómic vivía en nuestro país una época difícil, más bien penosa en lo industrial, pero entusiasta y sobrada de talento. Soplaban vientos de cambio. Las revistas agonizaban y la novela gráfica empezaba a dar que hablar en Francia y Estados Unidos. El cómic, preocupado por la realidad y afligido por su propia circunstancia, estaba condenado a hacerse mayor. Y Max iba a ser uno de los autores que…

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