Ahogarse en un vaso de agua
Lucy no levanta cabeza desde que François la dejó y Jeanne está hasta el toto de verla vagar por el piso como alma en pena. Por su parte, Jeanne no puede más con el tarado pijotero de su jefe, que además de no saberse su nombre, se dirige a ella de manera condescendiente como “mi chica”. Para colmo, reaparece en escena Nana, la misma Nana que las dejó tiradas un año atrás de la noche…
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