Esta radiante y mísera existencia

A principios de los años setenta, Harvey Pekar se sentó a escribir historietas animado por el trabajo de su amigo Robert Crumb, cuya obra ya era bien conocida en los ambientes contraculturales. Pekar, siguiendo esa estela de la autoficción a la que el cómic es tan favorable, decidió relatar pasajes de su vida, pequeñas anécdotas y observaciones cotidianas, reflexiones que garabateaba con muñecos de palo y que luego pasarían a limpio otros dibujantes. Con el…

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